Traductor

El terremoto de 1829


El sábado, 21 de marzo de 1829 y tras varios periodos anteriores con temblores de tierra,  se produjo un terrible terremoto que afectó a lo que hoy conocemos como Vega Baja del Segura. Dados los limitados medios de comunicación de la época y la censura imperante impuesta durante el reinado de Fernando VII, las primeras noticias sobre el terremoto y sus efectos,  se publican varios días después de producido el suceso, El Correo literario y  mercantil, en su número del 25 de marzo, da cuenta del temblor sentido en Madrid y en su número 112 del lunes 30 de marzo, hizo un primer relato de los hechos en base al testimonio de cartas de testigos. La Gaceta de Madrid de 31 de marzo de 1829, diez días después del terrible suceso,  publicó la noticia junto con un primer balance de los daños causados: 

"El día 21 del corriente, a cosa de las seis y más de 20 minutos de la tarde, se sintió en esta corte un temblor de tierra, cuya dirección no pudo determinarse, porque se observaron distintas oscilaciones, que no duraron mas que dos o tres segundos, y no hubo el más mínimo quebranto en nigún edificio, ni causó alguna desgracia.
No fue así en algunas partes del reino de Murcia y de Valencia, porque a la misma hora, con diferencia de pocos minutos se sintió el primer movimiento, y mucho más otro segundo a pocos instantes, que ocasionó lamentables estragos, cuyo resumen vamos a dar, aunque no pueda garantizarse su exactitud, puesto que los varios relatos que han llegado, se escribieron en medio del terror que causaba el horrible fenómeno, y las oscilaciones que aún se sucedían, aunque con menos violencia.

Ilustración del libro titulado "Los terremotos de Orihuela o Henrique y Florentina: Historia Trágica", obra del escritor Estanislao de Kotska Vayo y Lamarca (1804-1864)


Orihuela. En esta ciudad han quedado quebrantados casi todos los edificios públicos: destruida la torre del convento de la Santísima Trinidad, matando a un muchacho; e inutilizada la iglesia, abierto un testero de la parroquia de Sta. Justa; ruinosa la elevada torre de S. Agustín; cuarteadas gran porción de casas, y venídose abajo una portada, que sepultó a tres mujeres, un hombre y dos niños, que allí habían pensado guarecerse.
"Torrevieja. En este pueblo no ha quedado en pie ninguna casa, y han perecido varias personas, entre cuyo número, que no se puede saber aún, se cuentan el cura párroco y sus padres. Los habitantes debieron mucho a la generosa humanidad de los capitanes de barcos extranjeros que se hallaban en aquélla playa a la carga de sal, quienes viendo desde su bordo la asolación del infeliz pueblo, enviaron al momento a tierra sus lanchas con víveres y vituallas, y en las mismas lanchas se salvaron algunos habitantes.
Almoradí. Según se dice, apenas ha quedado en este pueblo ningún edificio en pie, y los de la huerta, inhabitables todos por ruinosos; corría la voz de haber perecido más de 200 personas y habido otras muchas estropeadas.
Rafal. Su iglesia parroquial cayó a tierra, y también muchas casas, quedando quebrantadas todas las demás; ha resultado una mujer muerta y muchos estropeados, algunos de ellos sin esperanza de vivir.
Benejúzar. Su caserío casi arruinado del todo, y muerta mucha parte de su vecindario; a la hora en que se daba esta noticia iban sacados 30 cadáveres, y había otros muchos bajo de las ruinas, que no podían sacarse porque seguían los temblores.
Guardamar del Segura. Los edificios del pueblo y los de los campos casi todos arruinados, estando para sufrir igual suerte los pocos que quedaban; se habían sacado debajo de las ruinas un hombre y tres mujeres muertos, y unos 20 estropeados.
Formentera del Segura. Según cartas recibidas en Orihuela quedó reducida esta población a un promontorio de piedras, sin que se sepa las personas que han perecido.
Las poblaciones de Benijófar, Dolores, San Fulgencio, Torrelamata, Cox,  Granja de Rocamora, Torre Agüera, Callosa de Segura y Rojales sufrieron graves daños, y Catral y San Felipe Neri sufrieron más o menos, pero se tenían de ellas pocas noticias.
Tras el desastre, la Iglesia como organización y por medio de las parroquias, se manifiesta como un elemento fundamental para  recoger información de las poblaciones afectadas, encauzarla y organizar las primeras medidas de socorro y asistencia a heridos y supervivientes. El obispo de la diócesis D. Félix Herrero Valverde y tras recibir el domingo 22 noticias de los párrocos,  emprende viaje al día siguiente lunes 23, para visitar algunos de los municipios afectados y con fecha 26 envía un escrito al rey Fernando VII dando razón del suceso y solicitando ayudas y asistencias.


La primera población que visita el prelado es Almoradí, que quedó totalmente destruída y de ella relata lo siguiente:
"Allí ví una montaña de escombros formada de sus 300 casas, hermosa parroquia y convento. Ví algunos centenares de desgraciados regando aquéllos mismos escombros con sus lágrimas, buscando entre ellos los cadáveres de sus padres, de sus hijos, de sus mugeres, parientes y amigos. Ya habían hallado 165, y dándoles sepultura, y conceptuaban faltar otros tantos: todos me referían sus desgracias, y un anciano pudo decirme entre sollozos: ¡Señor obispo, ocho hijos tengo sepultados entre esas ruinas!

El obispo mandó oficios a Orihuela y otros pueblos, pidiendo mano de obra, pan y víveres. Preguntó por los heridos, los hizo buscar y reunió hasta 31, llevándolos hasta Orihuela, unos en carros y otros transportados a hombros, siendo necesarios hasta 120 hombres, que se relevavan, haciéndose cargo del pago de su jornal.

Desde Almoradí partió hacia Benejúzar, y de esta localidad contaba que ya habían sacado 56 cadáveres de entre las ruinas. Pasó después por Rafal, en la que aunque totalmente arruinada, únicamente hubo dos fallecidos, al igual que en San Bartolomé. De regreso a Orihuela, coincidió con la llegada de los primeros 40 heridos a los que se unieron en los dos días siguientes otros 28 heridos más de los pueblos de Formentera del Segura y Rojales.

En su carta al rey, el prelado hablaba de que el día 27 saldría a recorrer el resto de pueblos afectados, al tiempo que se refiere a la ayudas aportadas personalmente y por el cabildo,  a pesar de la escasez  de bienes y privaciones; por el colegio de dominicos; por  D. Juan Roca Togores y otras personas caritativas y terminaba su escrito, con una sutil solicitud de socorro y ayuda dirigida directamente al monarca, redactada en los siguientes términos:
"...Presento al corazón paternal de V.M. tantos otros pobres labradores y de todas clases que han quedado sin casa ni hogar y sin recurso alguno, tantos pueblos desolados, porque sabiéndolo V.M. los veo remediados. Ruego a Dios nuestro Señor prospere la importante vida de V.M. dilatados años para bien de esta monarquía. Orihuela 26 de marzo de 1829."
 Hacia el día 23 de marzo, el ayuntamiento de Almoradí, uno de los municipios más afectados, envió un escrito dirigido al Real Acuerdo de Valencia, en el que describe con crudeza la catástrofe acaecida:
"Serían como las seis y cuarto de la tarde (del 21 de marzo) cuando a un espantoso temblor de tierra mediando el espacio de unos tres minutos, siguió una sacudidainesplicable con erupción tan violenta de viento, que llevó tras de sí toda esta población, y las innumerables casas de la huerta y campo. El clamor de los moribundos, ayes de los heridos y vocería de los vivos, no permitieron en muchas horas a persona alguna pensar ni aún en la conservación de su existencia. La tierra no cesaba de conmoverse; sus movimientos violentos y espantoso ruido impedían hasta el uso de la voz, y en tal conflicto ni los padres recordaban a los hijos, ni éstos conocían a aquéllos; las esposas huían de sus maridos buscando cada cual únicamente la muerte, cuando creía haber encontrado su salvación."   
El 5 de abril, en nombre del Rey se expidió un decreto por el cual se invitaba a las corporaciones del estado, a prelados, nobles, personas pudientes y en general a todos los habitantes, a suscribir colectas de ayudas para los damnificados, al tiempo que nombraba una Junta para la dirección e inversión de los fondos que fueran a recaudarse.  El Rey en su nombre y en el de su esposa hizo una donación de 1.500.000 de reales y la Junta creada, hizo una proclama el 10 de abril con un llamamiento general para participar en la cuestación. En toda España se abrieron suscripciones y la recaudación se acercó a los 8.500.000 reales.

Una de las primeras medidas tomadas por el monarca fue la de enviar a la zona al ingeniero  guipuzcoano, José Agustín Larramendi Muguruza, con el objeto de analizar los daños producidos y adoptar las medidas de reconstrucción necesarias. Larramendi  viajó a la comarca inmediatamente, demostrando un notable celo profesional, visitando los municipios afectados y elaborando con prontitud  planos con los nuevos trazados de las poblaciones de Almoradí, Benejúzar, Guardamar del Segura y Torrevieja que fueron reconstruidas por completo. La nueva traza de las poblaciones reconstruidas se componía de manzanas, con calles perpendiculares y paralelas, con un ancho entre 14 y 17 metros. Las casas, de planta baja, no debían superar los 5 metros de altura, previéndose la plantación de árboles delante de los edificios.  

  Imagen del mapa de Larramedi con indicación de los municipios más afectados por el seísmo.(Cliquear en la imagen para agrandar). Biblioteca Nacional de España

Los pueblos más dañados, a excepción de Torrevieja y Torrelamata, estaban situados en las márgenes del río Segura


Mapa que refleja la peligrosidad sísmica en España. (Cliquear en la imagen para agrandar). Instituto Geográfico Nacional 

Como se observa en el mapa del Instituto Geográfico Nacional, las zonas de mayor riesgo sísmico de la Península, son la comarca del Bajo Segura en Alicante y Murcia, y la zona del Sur peninsular que abarca comarcas de la provincia de Málaga y Granada, donde el 25 de Diciembre de 1884, tuvo lugar el último gran terremoto ocurrido en España, con un grado de intensidad X y que ocasionó más de 800 víctimas mortales, destruyendo totalmente el pueblo de Arenas del Rey y provocando destrozos y ruinas en numerosos municipios con más de 4.500 edificios destruidos.
_______________________________________________
Una publicación sobre el temaEl nuevo urbanismo del Bajo Segura a consecuencia del terremoto de 1829; Autor: Gregorio Canales Martínez;  Revista: Investigaciones Geográficas, nº 2;ISSN: 0212-4691;  Editor: Universidad de Alicante; Año: 1984.
El nuevo urbanismo del Bajo Segura a consecuencia del terremoto de 1829
Un libro relacionado con el temaEl terremoto de Andalucía del 25 de Diciembre de 1884;Autor: Instituto Geográfico Nacional;   Depósito legal: M. 12 166-1981;  Impresor: Instituto Geográfico Nacional.
http://www.adurcal.com/enlaces/biblioteca/tradicion_valle/terremoto/terremoto.htm

EL TERREMOTO DE CATRAL DE 1829
http://issuu.com/castrumaltum/docs/cuadernos_n__4_pdf_terremoto_1829_b

Ilustración de La historia de Catral en cómic, de J.M. Grau, según idea original de “Castrum Altum”, obra en ejecución próxima a publicarse


La villa de Catral, pese a su cercanía a la zona más castigada, fue menos perjudicada que otros pueblos del entorno. Disponemos de algunos datos presentados por la alcaldía de Callosa de Segura, que detalla los daños ocasionados por el referido seísmo en la Vega Baja, con el título siguiente: Trascripción literal:

 “ESTADO que manifiesta las desgracias ocurridas por los terremotos desde el 21 de Marzo de 1829 hasta el 12 de Abril en que no han cesado, formado por el alcalde mayor de Callosa de Segura, en virtud de comisión que ha tenido por la Real Audiencia de Valencia, á saber.” Ofrecemos los datos concernientes a la Villa de Catral, del siguiente tenor: Iglesia= Torre quebrantada, Ermitas= 2 quebrantadas, Casas= 54 destruidas y 500 quebrantadas, Molinos de aceite=1 destruido y 7 quebrantados, Caballerías muertas= 18, Bocas o respiraderos= 500. Otra relación referida a Catral y redactada por el Ayuntamiento de este pueblo, ofrece diferencias a lo expuesto por el Alcalde Mayor de Callosa de Segura.En efecto  el 9 de julio del citado año, el Consistorio de Catral, consignaba lo siguiente[1]:

     Trascripción literal. Relación delos perjuicios q. se advierten en las Casas y Edificios de esta villa, y su Huerta por causa delos terremotos= Casas enteramte. destruídas quatro…4= Item en parte setenta y tres…73= Item Quebrantadas ciento quince…115= Resultando quebrantados igualmte. Los Edificios siguientes= La Iglesia Parroquial con su Torre, La Hermita dela Purisima= La Casa de Villa; La Casa Posada= La Casa Carnicería= Dos ornos de Pan coser=propios dela Villa= Y tambien las dos Cassa Tiendas igualmte dela Villa= Catral y Julio 9 de 1829. Por el Sr. Alce. q. Nofa y de su orn.

     Pedro Monera (rubricado). Existen diferencias en el número de desgracias de ambas relaciones y nos inclinamos por la del Alcalde Catral, redactada el 9 de julio de 1829. Catral contaba con 258 vecinos y 1162  habitantes[2].  Con más de 200 réplicas en seis meses, el terremoto de 1829 dio paso a un nuevo modelo de edificación. 

 CASTRUM ALTUM/PATRICIO MARÍN ANIORTE© 2012




[1] A.M.O. F.M. D-172 nº 182/1.
[2] A.H.O., Estado general de la población.  Población del Bajo Segura y áreas limítrofes en 1829.





SAN EMIGDIO, ABOGADO CONTRA LOS TERREMOTOS [1]




Rogativa 

a San Emigdio 

de Catral 

Posted on 

En Catral, en recuerdo del  terremoto del día 21 de marzo de 1829  a las 20 h., se le saca por las calles en Rogativa penitencial a san Emigdio pidiendo su protección, todos los años, el día del luctuoso terremoto que asoló diversas poblaciones de la Vega Baja del Segura. Para más información ver pdf


San Emigdio, 1473 (Carlo Crivelli)
San Emigdio, Carlo Crivelli 1473
San Emigdio (Emidio, Æmedius, Emigdius) (Tréveris, c. 279 – Ascoli Piceno5 de agosto de 303ó 309) fue un obispo cristiano que es venerado como santo y mártir. La tradición establece que fue asesinado durante las persecuciones deDiocleciano.
Emigdio de Ascoli, Santo Obispo y Mártir, 5 de agosto
Martirologio Romano: En Ascoli, en el Piceno, de Italia, san Emigdio, al que se venera como primer obispo de esta ciudad y como mártir (s.IV)
Etimología: Emigdio = de piel morena, del griego.
En Italia se le profesa gran veneración, sobre todo porque se le considera protector contra los terremotos. Por la misma razón, su culto se ha popularizado mucho en los últimos años en las ciudades de Los Ángeles y San Francisco, zonas donde también se suceden fuertes y frecuentes movimientos telúricos.
Según las “actas” Emigdio era un alemán originario de Tréveris. Después de su conversión al cristianismo, se trasladó a Roma en la época del Papa Marcelo I. Lleno de celo por la fe, Emigdio entró a un templo pagano y derribó una estatua de Esculapio. Ello enfureció tanto a los paganos, que el Papa Marcelo I para protegerlo le ordenó sacerdote, le consagró obispo y le envió a evangelizar el territorio de Ascoli Piceno.
http://castrumaltum.wordpress.com/2012/03/15/rogativa-a-san-emigdio-de-catral/


[1] GUIRAU  MIRALLES, Pura: San Emigdio, una advocación de gran arraigo entre los catralenses. Revista Semana Santa  ¡Hosanna¡ (Catral, 2008).


                               

                                                          

1 comentario: